Boletín n. 7

09/01/2023

Sumario

• Testimonio: El sacerdote que contó su vocación al «Washington Post»
• Cuestiones de fe: Existencia de Dios (6)
• Creer para vivir: Virtudes y fuerzas humanas
• Noticias
• Colectas

Testimonio

El sacerdote que contó su vocación al «Washington Post»

Anthony Ferguson era diseñador gráfico y salía con una chica

En 2017, Anthony Ferguson confesó en una entrevista para el «Washington Post» que él mismo no se habría creído el lugar en el que estaba entonces: el Theological College de la Universidad Católica en Brookland (cerca de Washington, D.C.), un lugar conocido como La Pequeña Roma por la gran variedad de congregaciones religiosas estadounidenses que forman allí a sus miembros.

Creció en una familia religiosa que acudía unida a misa los domingos, pero como su padre había sido educado en el protestantismo, su formación era cristiana genérica, más que católica específica. Mientras estudiaba Bellas Artes en la Universidad de Richmond se apuntó a unos cursos de religión que ofrecían perspectivas alternativas sobre Dios, incluida la posibilidad de que no exista: “Para mí fue un gran choque. No concebía que se pudiese creer algo distinto, me sentía protegido. La Universidad supuso la experiencia de perder ese refugio”. Sin una formación sólida, no encontró argumentos con los que contrarrestar los argumentos ateos, así que los hizo suyos: “Pero seguía queriendo creer en Dios. Sí, quería creer”.

Esa búsqueda le llevó a unirse en el campus universitario a un grupo de estudio de la Biblia de corte evangélico, donde al cabo de un tiempo recuperó la fe: “Lo que empecé a ver en ese estudio de la Biblia es que si quería seguir a Jesús, tendría que cambiarlo todo”. Y lo hizo. Dejó de ir a fiestas y se alejó de amistades tóxicas que pudiesen resultan malas influencias, y concluyó sus estudios. Tras licenciarse, y viendo que vivir de su arte puro era imposible, encontró trabajo como diseñador gráfico y dejó la casa de sus padres. Para su sed espiritual empezó esta vez a alimentarse de C.S. Lewis y San Agustín, lo que afianzó el giro que empezaba a dar su vida. Se vinculó a un ministerio juvenil en la diócesis de Richmond junto a otros veinteañeros, al tiempo que buscaba “la chica adecuada”: “Quería casarme, ése era mi objetivo”. 

Pero una noche en la que estaba ganduleando en el ordenador, se le ocurrió pensar en el sacerdocio. La idea quedó ahí. Un sacerdote amigo suyo en 2012 le invitó a colaborar en los oficios de Viernes Santo sosteniendo una gran Cruz para la veneración de los parroquianos: “Y allí, de pie, soportando el peso de esa Cruz que se inclinaba físicamente cuando los fieles la adoraban, me llené de amor hacia esas personas. Recuerdo estar ahí, en mitad de la iglesia, pensando: ‘Dios mío, si quieres que consagre mi vida a servir a estas personas, lo haré’”. Aunque la decisión aún tardaría.

Justo antes de las Navidades de 2013 empezó a salir con una antigua compañera y la relación parecía ir en serio: “Me encontré ante una bifurcación. Podía elegir una vida con una chica realmente estupenda o ingresar en el seminario. Sabía que tenía que decidirme”. Algo le facilitó la eleccion: “Cuando pensaba en ser sacerdote, sentía una cálida sensación de paz”. 

En enero de 2014 hizo su petición de ingreso en el seminario, y en agosto dio el gran paso. La ilusión por ofrecer la misa en el altar, asistir a los enfermos en los hospitales o utilizar su arte para hablar de Dios a los niños despejaban todos los interrogantes: “Basta con pasar de esos interrogantes y dejar que Dios haga su trabajo”, dijo.

Y así llegó el gran día de la ordenación, el verano de 2020, que se vio alterado por la pandemia. De hecho su abuela no pudo estar, pero él acudió a celebrar para ella una de sus primeras misas, en la terraza de la residencia donde vive. Era su 98º cumpleaños. "¡Dios es tan bueno!", agradeció Ferguson por poder impartirle la bendición.

Religionenlibertad.com 17 enero 2021

Cuestiones de fe

Existencia de Dios (6)

Un sentido vacío

Algunos de los llamados nuevos ateos piensan que la ausencia de la religión puede producir un vacío en el ser humano. Pero añaden que es un vacío necesario. Consideran infantil pensar que unos dioses imaginarios sean capaces de otorgar sentido a nuestras vidas.

Ante el problema del sentido de nuestras vidas dicen que nosotros podemos elegir el sentido que queramos darle a nuestra existencia.

Por un lado, resulta insultante y ofensivo llamar infantil a alguien porque no piensa como uno. Por otro lado, decir que podemos elegir el sentido que queramos para nuestra vida es evidente. La cuestión es si ese sentido responde a algo racional o sencillamente al capricho. Sin una fundamentación esa elección de sentido no será significativa.

Las propuestas ateas en este terreno son, en el fondo, un intento de huir del nihilismo en el que desemboca la muerte de Dios. El nihilismo es una ideología profundamente antihumana, porque el espíritu humano es siempre apuesta de futuro, de esperanza. El absurdo y la carencia de sentido no pueden tener la última palabra.

Creer para vivir

Virtudes y fuerzas humanas

No hay atajos

En el ser humano siempre han existido lo que en nuestro tiempo llamamos súper héroes, o sea, personas que tienen súper poderes. En el origen de esos poderes se encuentra algún suceso extraordinario que les transforma de manera instantánea. Obelix se cae en una marmita con una pócima mágica.

Otra solución en esta linea que también esta presente en la historia de la humanidad es intentar conseguir las virtudes por medio de sustancias, sobre todo drogas. Así se puede recurrir a enajenantes para superar el miedo u obtener fuerzas para seguir adelante. Estas soluciones tienen consecuencias importantes y su efecto desaparece en poco tiempo.

Las virtudes morales se adquieren mediante nuestras fuerzas humanas repitiendo libremente actos que nos hacen mejorar poco. Para mejorar en la fortaleza hay que realizar cosas que nos cuestan una y otra vez, no hay atajos.

Entonces ¿qué papel tiene Dios en esto? La acción de la gracia puede impulsar y ayudar de modo misterioso este proceso. Así podemos y debemos pedir a Dios la virtud de la fortaleza para que la gracia nos ayude cooperando con nuestro esfuerzo.

Dios puede darnos una virtud humana o hacernos superar un defecto de modo instantáneo, y a vece lo hace, pero es poco frecuente. No conviene en general esperarlo. El camino habitual es el del esfuerzo personal durante tiempo. Tiene la ventaja de hacernos más humildes.

Noticias

El Belén, que esté teniendo muy buena acogida, permanecerá hasta el día 2 de febrero, fiesta de la Presentación de la Virgen.

El día 17 de enero, San Antón, tendrá lugar la tradicional bendición de animales con el rezo de Vísperas. Será a las 17.30 horas. Por ahora no sabemos si habrá bendición del cerdo.

Colectas

El domingo día 15 se celebrá el día de la Infancia Misionera y se hará una colecta.